Ahora que llegamos al final de mis días de actividad online antes de iniciar La Gran Victoria, tengo algo importante que compartir contigo. Primero empezaré con unas preguntas: ¿Para qué juegas a este juego llamado vida?
¿Para llegar hasta el final? ¿Para no sufrir? ¿Para poder divertirte? ¿Para ver que te llevas o que dejas?
¿Qué es esa cosa que te arde por dentro? (La podríamos llamar pasión)
¿Qué te conduce?
¿Tienes algún propósito?
¿Hay alguna intención para ti cuando juegas?
¿Por qué haces lo que estás haciendo?
¿Necesitas una razón para hacerlo?
Muchos dirán que sí, que necesitas un por qué, ojalá ese motivo sea de bien común, de éxito mundial, de impacto positivo.
Muy pocos dirán que no, que no necesitas esa razón, puedes hacerlo sin estar conducido por un deseo.
Lo cierto es que no importa lo que digas o pienses. Finalmente importa lo que haces.
Eres lo que haces
¿No me crees?
Un truco muy revelador: quitale el audio a las personas, y quédate solo con sus acciones, y verás qué es lo que sucede.
En esencia, tú, yo, cualquiera, somos fenomenales. Más allá de cualquier categoría o medida, pero no actuamos de esta forma, todo lo contrario.
Durante todos estos años, muchas personas me han preguntado de donde viene esa energía, esa capacidad de empuje, esa iniciativa, esa autodisciplina, esa habilidad de tomar acción una y otra vez a pesar de caer una y otra vez. Viene de un solo sitio: de mi pasión por vivir hoy como si no existiera nada más en el universo.
Por eso romperé una lanza a favor de la pasión por vivir.
Vivir es un juego, pero uno que hay que vivirlo en primera persona.
Las personas deben conocerte por una cosa por encima del resto:
- “Trabaja y vive a otro nivel”
- “Produce, lanza, intenta, experimenta, va a por todo lo que aparece en su campo visual”
- “Ahí está cada día, uno tras otro”
- “Asombrosa capacidad de empujar lo que toca”
- “Toma responsabilidad por cualquier aspecto de su vida”
Porque no importa cómo de buenas son tus ideas, tu arte o habilidades, porque si no vas a hacer que la vida (y el trabajo) suceda. Tienes el don de poder vibrar en una frecuencia por la cual los demás digan “Dios mío, ¿cómo es capaz de hacer todo lo que hace?” ¿estás dispuesto a hacerlo?
La fórmula:
- Subir x10 los niveles de tu entrega al día de hoy.
- Acción imparable, masiva y perspicaz.
- Una tremenda ética de vida y trabajo.
- Dejar todo a un lado excepto responder a tu centro vital, a tu propia verdad.
- Entrenar todo lo que te crispa, te incomoda, te amedrenta y te frustra.
La pasión por vivir es tu tarea, obligación y responsabilidad
La verdadera pasión es una llama que nunca se extingue, siempre vive mientras nosotros sigamos con vida. Esa pasión solo puede ser por vivir, el resto cambiará, aparecerá, desaparecerá, subirá, bajará, pero esa otra llama no. Te dará energía ilimitada, te distinguirá del 99%.
La pasión por vivir te llevará donde nada más te puede llevar, te dará una cualidad única satisfacerá el resto de tus días.
Cuando cantes cantarás incluso aunque seas increpado.
Escribirás incluso aunque nadie te lea.
Servirás incluso aunque nadie lo aprecie.
¿Por qué? Porque eso es lo que la vida te pide, y eso es lo que tú le das, entonces ella te lo devuelve multiplicado por 100.000.
Haz lo que se requiera para vivir, hazlo con esencia, ve a por ello.
Está esperándote.
Pd. Este próximo jueves es mi despedida digital, en una conferencia online de acceso abierto al público a coste cero, a las 19h (CEST), puedes regístrate aquí. Saltemos juntos.
* Atribución imagen: Sebas Romero.
