Hace casi tres semanas que llegué a Tulum. El motivo principal era definir la implicación y responsabilidad que tendría en un gran proyecto en el que me propusieron participar. El segundo motivo, organizar una serie de cuatro talleres sobre Alto Rendimiento Holístico aquí en la ciudad. El tercero era disfrutar de lo que un lugar como este ofrece. Los planes cambiaron, no importa, seguimos disfrutando de lo que sea.
Directo a por el destino
Venir aquí ha sido un acierto, principalmente porque cuando salía de España (casi no consigo volar). Cerraban el país debido a la segunda ola de COVID 19. Luego ha sido un acierto venir y disipar dudas, amo ir a por lo que puede parecer una oportunidad y de una vez, resolver la incógnita. Siempre es una sorpresa de doble filo, algo que está fuera de nuestro control, pero ir dispuesto a hacer que suceda es algo que depende de nosotros.
En este caso, venir ha sido adecuado, porque dentro de la sorpresa, he visto algo que no había visto hasta dentro de un tiempo, con lo cual hubiera pagado un alto precio a medio y largo plazo. Sobre todo una costosa inversión en tiempo, ilusión, energía, propósito y experiencia. He llegado, he actuado y he concluido, sin expectativas, porque la experiencia y el estoicismo me han enseñado que no está bajo mi esfera de influencia y que puede pasar lo que menos espero. Sin apego a lo que podría haber pasado pero no ha pasado, y sin pena ni gloria, pero con sabor a victoria. Fundamentalmente por la actitud y la iniciativa, y ver con antelación lo que en unos meses y años se hubiera convertido en una trampa.
Lo que va a pasar podría no suceder
Respecto al segundo motivo, todavía no he podido lanzar ningún taller. Las promesas no se han cumplido, y el compromiso ahora es apenas latente. Posiblemente marche de aquí sin desarrollar ningún programa de un día como estaba previsto, aunque ¿sabes qué? No importa, da igual, ahora hay otro camino, siempre lo hay, y estoy explorando otras opciones que no había contemplado antes de llegar. Entendía que cualquier camino es el camino, y que lo que está previsto podría no suceder, es perfecto, me abandono a ello. Como consecuencia, hoy nos reunimos con Rodolfo Escalante para diseñar una colaboración y además entrevistarlo en el podcast (récord Guiness de Apnea). Y el sábado con Juan Pablo Heredia para llevar el ARH a los principales hoteles de Tulum, asistir a mi primera Ceremonia de Té, y entrevistarlo también para Disrupt Everything podcast series.
A todo esto, ayer hubo una gran tormenta tropical aquí en Tulum, llegando a convertirse en el Huracán Zeta, hoy no hay ni luz ni agua en más de media ciudad ¿Inconveniente? Quizá. ¿Qué hacer? Nada, solo abrazar lo ocurrido y bailar con ello y seguir disfrutando de lo que sea, Amor Fati.
Cuando puedes disfrutar pase lo que pase
Volvamos al tercer motivo, disfrutar… Cuando no esperas, cuando no buscas, cuando no opinas, supones o esas que las apariencias o juicios tomen el control, lo único que puede pasar es que no dejes de vivir cada instante con intensidad, júbilo y desapego. Requiere entrenamiento el poder liberar tu mente de las pesadas cadenas del pasado (junto a sus creencias limitantes pertinentes) y del futuro (fabricando la ilusión que nunca termina), pero cuando entiendes la mecánica y te sumas a la corriente de “lo que sucede”, pues disfrutas, estando en una playa paradisiaca o en tu casa confinado, y sigues disfrutando de lo que sea.
Estaré Tulum una semana más, y de ahí saltaré a Miami, si me dejan entrar. Si no lo consigo marcharé a Costa Rica o a Puerto Rico. El plan inicial era volver a España para realizar otro retiro Vipassana en Neru y al terminar el retiro especial de una semana intensiva con la Escuela de Zen Kwan Um, pero parece que el virus nos hará bailar de nuevo. Mientras tanto, aprovecharemos cada instante para seguir aquí y ahora.
Seguiremos disfrutando de lo que sea, sea lo que sea.