Darlo todo cambia el resultado.
Como personas que somos, ya lo sabemos. Amamos las personas comprometidas. Ayudamos y apoyamos a nuestra familia y amigos. Nos unimos a comunidades donde nos ayudamos los unos a los otros.
Darlo todo
Hacemos estas y otras cosas de manera natural. Relacionarnos, vincular, conectar e interactuar son actividades básicas que el cerebro entiende muy bien, porque hemos sido criados en grupos, el 98% de los casos. No somos solo individualistas, como los gatos, sino que funcionamos mejor en grupos, como los lobos.
Sin embargo, la rareza sucede en los negocios. Olvidamos al individual, nos obsesionamos por la masa. Enviamos un mensaje en lugar de hablar con nuestros clientes actuales, aunque fuera solo escuchar. Se ha dicho que digamos una cosa y luego hagamos otra cosa diferente.
De persona a persona, necesitas darlo todo, arriesgar, ser excelente en esas relaciones, es imperativo ser directo, transparente e integro con las personas, pero parece que en los negocios esa norma no debe cumplirse necesariamente ¿seguro?
La cultura en la que vivimos solo pretende crear satisfacción a corto plazo, competir por precio y eliminar riesgos y costes. Nunca haríamos estos nuestra esposa, hijos o amigos, por supuesto. Y fuera de nuestros círculos, lo hacemos incluso sin pensar en ello.
Nuestros clientes no intentan aprovecharse de nosotros, no nos quieren hacer la jugada, no quieren ganar y que nosotros perdamos, eso es lo que este sistema mediocre trata de doctrinar. Queremos relaciones con ellos, eso si es rentable. Entonces ¿por qué no creamos unas mejores relaciones?
Esto es lo que he descubierto. Algo especial sucede cuando depositas excelencia e las relaciones, cuando de verdad inviertes en las relaciones, ya sea con el cliente o en cualquier otro sitio.
Todos sabemos esto, todos lo vemos suceder
Lo he visto en organizaciones alrededor de todo el mundo, todas las que trabajan con Internet y la economía conectada que ha facilitado la web social. Funciona.
Lo he visto en ciudades como Valencia o Zaragoza, donde muchas personas lo han aprendido porque aman los lugares donde viven y quieren hacer brillar esas ciudades. Todas esas personas lo han dado todo, y por ellas, esas ciudades emergerán.
Puedes verlo en las relaciones humanas que suceden en la web en cualquier sitio, relaciones construidas en Twitter, blogs, Facebook, donde se han creado conexiones que han dado lugar a negocios, amistades o amor.
Las matemáticas de esto
Puedes ver los números funcionar. En la terminología de inversiones, “dollar-cost averaging” es lo que sucede cuando compras más acciones de una empresa, incluso cuando las acciones no son buenas. ¿Por que harías eso? Podrías preguntarte.
Lo haces cuando todavía es una buena empresa para invertir, y va a sobrevivir porque los números son los correctos. Lo haces cuando ver que la empresas está infravalorada – cuando nadie cree en ella y sabes que va a salirse.
En otras palabras, lo haces porque crees en esa empresa.
¿Crees en tus clientes? ¿En tus lectores? ¿En tus seguidores? ¿Crees en las interacciones humanas? ¿Crees en cambiar las cosas que te importan? ¿En el marketing impecabilidad? ¿Crees en que tienes más oportunidades de cambiar la interacción, la relación y el resultado que nunca antes en la historia?
Yo sí, demonios que si lo creo.
¿Y tú? Es por eso por los que podríamos ser diferentes, o no.
Devuelve al mercado, clientes, amigos, necesitados, algo por lo que tomas a diario. Da tanto como puedas, a quien lo merece.
Dalo todo. No queda otra.
Photo credit: Mike Beales.
2 comentarios
El mundo digital sigue siendo muy poco gratificante, sobre todo para el que intenta «darlo todo». Una sonrisa, una mirada, una palmadita en la espalda, sigue siendo muy difícil de percibir a través de un tweet, comentario, email… Esperemos que las futuras plataformas o evolución de las actuales, sean más emotional que social.
Es sobre el intento y propósito Borja, cuando los das todo no necesariamente lo vas a recibir desde la misma persona o empresa, pero seguro que vendrá desde otra.