Mis mayores fallos del año (2019)

Hoy voy a compartir mis grandes fallos del 2019. Por eso, empezaré diciendo que 1.233 son los fallos que cuento en este pasado año, 122 más que en 2018, estos son seguros, quiero decir los que he anotado. Lo cual significa que he cometido bastantes más, estimo que más de 2.000, seguro.

Llevo contando y explicando derrotas desde 2015, junto a soluciones y aprendizajes para las mismas. Por lo tanto, llegados a este punto, creo que es justo decir que llevo fallando mucho más que la mayoría de todos vosotros durante muchos más años que la mayoría de vosotros.

grandes fallos del 2019 - isra garcía

Mi romance con el fracaso viene de cuando era pequeño, creo que, inconscientemente lo vi claro. Debí pensar «vale, esto llamado fracaso y yo nos vamos a encontrar cada día, así que mejor hacernos amigos y llevarnos bien. Algo me dice que no podremos vivir el uno sin el otro«. Increíblemente así ha sido, en 2013 empecé a compartir mis mayores fracasos del año – aquí encuentras los grandes fallos del pasado año y un histórico con los demás años.

Esto es para mí, una prueba muy útil de progreso, vulnerabilidad y respeto hacia ti, y hacia mí.

Grandes fallos del 2019

Aquí van esos fracasos más ávidos, pronunciados y notorios. Son los grandes fallos del 2019, los que destacan de esas más de mil veces que he caído personal y profesionalmente. De todos los errores, estos serían los más sonados:

  • No asegurar mis finanzas, confiarme y lanzarme a por el Programa de Excelencia para personas en desempleo – lo cual ha implicado estar apenas sin facturar desde septiembre a diciembre. (El fallo es financiero, el programa es de lo mejor que he hecho en mi vida)
  • Crear expectativas entornos a la masa crítica que PEIG podría llegar a aglutinar y el impacto que podríamos llegar a causar.
  • También en el Programa, confiar en que todo funcionaría y que cada una de las 36 ciudades que cerramos colaboraría mínimamente – ha colaborado sobre el 50%.
  • Trabajar con personas por amistad y no por retorno profesional.
  • Creer que la tendencia empresarial (más clientes, más ingresos, más proyectos) del 2019 iría en ascensión tal y como fue en 2018.
  • No manejar el flujo de caja de IG de forma adecuada.
  • Efectuar inversiones en criptomoneda: primero cuando ya era demasiado tarde, segundo sin mucho conocimiento y tercero, no mover la inversión cuando fue el momento.
  • Acomodarme dentro de la propia área de seguridad que he creado entorno a mi estilo de vida experimental. Mismo aplica a mi faceta profesional.
  • Emplear recursos (tiempo y dinero) en contenidos no alineados con mi estrategia profesional.
  • Esconderme inconscientemente detrás del concepto trampa llamado «marca personal«. Y no exponerme a lo que importa: vender.
  • Comer por ansia y no por necesidad.
  • Crear una creencia limitante entorno a la apreciación (o apariencia) de levantarme «pronto» o «tarde».
  • Aceptar lidiar con una relación personal que mi intuición rechazaba.
  • No cortar y acabar una convivencia personal en las ocasiones que tuve la oportunidad de terminar – el resultado siempre acaba siendo más dramático.
  • Exigirme más de lo que me ha tocado exigirme.
  • Saltar de tarea en tarea mientras estaba en la mayoría de reuniones que he mantenido – esto ha sido algo serio para mí, que ha denotado una gran falta de respeto por mis compañeros/clientes/socios/proveedores.
  • Apartarme más de lo que hubiese querido de amigos, familiares y personas especiales.
  • Pensar en que «tenía» que publicar en las redes sociales, versus que «sentía» que publicar.
  • Manipular a personas de mi alrededor para que acabaran haciendo lo que yo consideraba que debían acabar haciendo.
  • Ansiar amor y no pedirlo, querer cariño y no tomarlo, desear ser cuidado y no expresarlo.
  • Mostrar la parte vulnerable y frágil que a mí me interesa.
  • Pensar equivocadamente que mi trabajo estaba en los contenidos y no en mancharme las manos, hacer el trabajo de mano de obra, crear, lanzar y arriesgar.

Con esta lista – y post – solo quiero asegurarme de que sabes que he fallado más veces de las que he triunfado. Solo que he aprendido a fallar útilmente, esa es la diferencia.

La estadística dice que… vamos a seguir fallando

Tú, yo y todos. Así que puestos a fracasar, fallar, caer, errar y equivocarse, hagámoslo de forma exitosa. Es decir, hagamos visibles esos grandes fallos, esas derrotas, exaltémoslas, hagámoslas públicas, y no solo aprenderemos de ellas y ensalzaremos nuestra maravillosa esencia humana, sino que haremos mejores a los demás, al mismo tiempo que todos conectamos.

Cuanto da de sí el poder fracasar ¿verdad?

Atribución imagen: Natasja Pelgrom.

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