Las personas queremos encontrar paz inmediatamente, pero no la vamos a encontrar viendo series, jugando a la videoconsola, escuchando otro podcast o leyendo una sacudida como esta. Encontrarás paz después de estar en guerra contigo mismo, lo cual significa que debes empezar esa guerra, tú contra tú.
Encuentras paz cuando te adentras en tu propio caos, en tu miseria, en tus miedos, en tu más pura y real imperfección y te revuelcas en ello.
La guerra contigo mismo acabará en paz contigo mismo
Es ese desafío con uno mismo en cada oportunidad, en cada momento. Cuando estás continuamente rompiendo barreras, barreras y más barreras. Sin importarte lo que duela, cueste o tengas que pagar, y al mismo tiempo sigues levantándote y sigues yendo un paso más allá. Trascendiendo límite tras límite, abriendo puertas intelectuales, físicas, espirituales y emocionales que nunca pensaste que ni siquiera existirían. Al final de ese camino, detrás de todas esas puertas, encontrarás paz, confía en mí.
Así que ¿qué demonios esperas para empezar atacar a la vida? Deja de esperar a que las estrellas se alineen.
No hay un tiempo perfecto para empezar, tienes que empezar ahora, atacar sin descanso, cambiar todo lo que puedes y está bajo tu control, paso a paso, un día detrás del otro. Con la mentalidad del cinturón blanco (la de no saber, la de un aprendiz), un espíritu estoico y un ánimo ecuánime e imbatible.
Todos fuimos, somos y seremos puestos a prueba, sin descanso. ¿Y adivina qué? Este examen es el único en el que no puedes hacer trampas.
Cada uno tenemos nuestro propio desafío, algunos somos obesos, otros minusválidos, otros depresivos o estresados, otros fuimos abusados o incluso violados, los hay inseguros, negativos o no dignos. Sin embargo, la única forma de superar ese o esos retos que la vida nos presenta es enfrentándolos nosotros y solo nosotros. Es un combate uno a uno, y hasta que no entres hasta dentro, a por todas, no vencerás.
El reto más oscuro es el mejor regalo
Tienes que apretar los dientes hasta que rechinen como si fueran las ruedas del ferrocarril que frenan al impactar en las vías. Solo sirve hacer lo mejor que puedas, eso es más que suficiente, porque eso significa ser fenomenal. Y tienes que hacerlo cuando estés menos motivado, cuando no quieras levantarte de la cama, cuando te de pereza cambiar, cuando no sepas qué hacer, cuando la enfermedad esté ganando la partida, cuando la muerte se lleve a alguien muy querido.
¿Sabes dónde está el secreto para encontrar esa paz? En la autodisciplina que eres capaz de depositar en los peores días de tu vida. Esa es la inspiración suprema, es ahí donde ganarás todo.
¿Y sabes cómo hacer que eso ocurra cada día? Creando los desafíos (experimentos, pruebas, obstáculos, cosas nuevas, etc) necesarios para seguir en esta bendita guerra con uno mismo, no con el resto.
Muchos dirán que lo mejor es no entrar en guerra, bien, dudo que esas personas conozcan lo que es la paz de espíritu y sobre todo mental. Aristóteles decía que la Eudaimonía solo se puede alcanzar cuando se ha alcanzado el florecimiento en todas las áreas de la vida, no solo en la moral y ética, pero tampoco solo en la intelectual. Y adivina cómo llegas a ese florecimiento (o plenitud), conociendo cada rincón de tu ser en todas las dimensiones a todos los niveles, desde todos los frentes.
Así que, si quieres paz, tendrás que ganártela, tiempo de guerra contigo mismo.
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