Un negocio que despega y acaba vendiendo y ganando mucho, empieza por proveer una solución concreta (producto o servicio) a un tipo de cliente específico, con esa necesidad específica. Lo que acabaría denominándose como la comunidad, tú comunidad.
Sin embargo, por supuesto, la comunidad no siempre quiere hacer lo que tú quieres hacer, tan rápido como tú lo quieres hacer.
El abismo entre extraer y alimentar
Es entonces cuando se crea un abismo entre la mentalidad de extraer algo y la alternativa de alimentar a la comunidad. Un vacio que se ensancha más tan pronto como la comunidad (digitales, activistas, religiones, causas sociales) se hacen más fuertes.
Es mismo abismo es tan profundo, que las personas de cada parte tienen problemas imaginando que es lo que la otra parte piensa. Ejemplo: las empresas y profesionales que aparecen en tu bandeja de correo o redes sociales intentando coger todo lo que puedan (¿Puedo escribir un guest post? ¿Quieres apoyar mi campaña? ¿Inviertes en mi causa solidaria o recaudación para mi proyecto?…) mientras que otros esperan pacientemente formando un cohorte con significado y propósito, para todos.
Premia a la comunidad
Es muy caro, y una pérdida de tiempo, elegir un camino que hoy no entrega el máximo valor. A menos que hagas la matemática de lo que pasará mañana. Al día siguiente, la comunidad es más productiva o menos. Mañana, la comunidad o bien confía en ti o bien sospecha. Mañana, la comunidad está sana o enferma. y mañana la comunidad o te ama, o te odia.
La promesa de esta economía disruptiva es que recompensará a los que hagan el bien, a los que juegan a largo plazo, a las personas que permanecen humanas, a aquello que se preocupan por impactar positivamente a otros. La paradoja es que esta misma economía, está repleta de personas que son fácilmente distraídas, adictas a lo material y muy a menudo, encantadas por los impactos de co-crear a corto plazo.
Una mentalidad de extracción y satisfacción nos lleva a tomar decisiones inteligentes a corto plazo. Si explotar un recurso cuesta demasiado, déjalo marchar. En cambio, la mentalidad comunidad valora el impacto a largo plazo de la co-creación.
Entonces la comunidad (que somos nosotros) necesita decidir si continuará recompensando el pensamiento y actuación cortoplacista para así mejorar la extracción. O en cambio, actuaremos en valor de la sostenibilidad, si este mundo, nuestro trabajo, los demás – y el largo plazo – nos importan lo suficiente. Por lo cual tendremos que subir los costes de la acción a corto plazo (egoísta), de forma que sea más beneficioso y rentable enfocarnos a largo plazo.
Atribución imagen: Ian Sane.