La mejor forma, la más apropiada, de concebir la naturaleza de la existencia humana actual, es haciéndolo a través de la batalla entre el bien y el mal. Espera, incluso aunque muchos iluminados vengan a contarme el cuento verídico de la unidad (Shuniata), del todo es parte de todo y al mismo tiempo está vacío, lo cual es infinito, lo creo. Sin embargo, vivimos en un mundo dualista, con problemas dualistas, con seres humanos (la extensa mayoría) dualistas, así que con el permiso de la gran unidad, voy a continuar…
Esta batalla entre el bien y el mal es bastante seria, porque el mal es muy maligno y oscuro. Por lo que cada vez que alguien se reorienta a sí mismo hacia una dirección virtuosa, íntegra o bondadosa, lo que haces es vencer a lo amargo, terrible y desalmado. No importa cuán oscuro esté, siempre existirá la posibilidad de que aparezca la luz.
Entonces podemos vernos a nosotros mismos en lo más oscuro de nuestras vidas, podemos estarlo, necesitamos estarlo, debemos estarlo, porque solo ahí, en medio de la oscuridad, podemos aprender a brillar más que nunca. Y hacerlo con tanta fuerza, que nos convirtamos en un punto de referencia, en un faro, para otros muchos. Ese es el inicio de una de las transformaciones personales más impresionantes por las que un ser humano puede pasar.
Y esa oscuridad, y la luz que viene con ella, y viceversa – lo que comúnmente se representa en el Yin y el Yan – se refiere a lo que es esencial en el ser humano, lo que es ineludible e inmutable. Lo que en sánscrito se conoce como buddhadhātu, o Naturaleza Buda, el enlace entre la causa y el resultado. Es la posibilidad de alcanzar el estado de Buda, la interpenetración de todos los dharmas y el potencial para todos los seres vivos de alcanzar la liberación.
Por ende, en realidad:
La oscuridad es Buda.
La dualidad es Buda.
El desamor es Buda.
La frustración es Buda.
El dolor es Buda.
El sufrimiento es Buda.
La ansiedad es Buda.
La incomodidad es Buda
¿Puedes ver la luz de Buda en medio de cualquier infortunio? ¿Consigues ver a Buda en la propia adversidad? ¿Eres capaz de encontrar el brillo de Buda en el caos? Es decir, ¿puedes ver la naturaleza original de lo que representas en la más profunda oscuridad?
La Naturaleza Buda es inherente al ser humano, porque Buda está en cada momento, en cada situación, en cada suceso, en cada consecuencia, en cada acción y reacción. Y por supuesto está en los lugares más aterradores, porque desde ahí surge la pureza de la creación.
Hay un trozo bien grande de Buda dentro de cada uno de nosotros, sin excepciones.
El Nirvana es esto mismo que estás viviendo ahora mismo cuando no esperas vivir nada más que justo esto mismo, tal y como está ocurriendo, en medio de la oscuridad o en una estación de trenes.
Cuando vives lo que sucede sin juicios, con compasión, aceptación y humildad. Cuando solo lo vives y formas parte de lo que está sucediendo, ves a través de la naturaleza de uno mismo (Satori). Eres todo lo que está sucediendo, la forma se convierte en vacío y el vacío en forma. Entonces tú pasas a ser un espejo que refleja únicamente un suceso alejado de opuestos, entonces honras lo que eres, la esencia de Buda, luz, amor, perfección, ecuanimidad, armonía, virtud, un simple y grandioso ser humano.
No es sobre ser Buda, intentar serlo, creer serlo o imaginar serlo. Va sobre ser consciente que no importa cómo de maltrecho, devastado o abatido estés, porque esa oscuridad no es más que una oportunidad de brillar, ascender y salir de ahí. Las naturaleza Buda es tu propio reflejo.