Hace meses trabajé con el silencio durante 20 días. No comprobaba el email hasta las 13h. No presentaba atención a Twitter hasta bien entrada la tarde. No escuchaba música, ni cuando entrenaba, ni en casa – oficina, ni en el coche. Permanecí en silencio, solo.
El ruido es a menudo un acto reflejo
Esto es algo de lo que aprendí: a menudo hacemos ruido por algo parecido a un acto reflejo. A veces, si alguien te pisa sin querer, te quejas, incluso aunque no duela. Es un acto reflejo. A veces, dices algo porque piensas que deberías decirlo, otras veces ni si quiera piensas que deberías decirlo pero lo dices por el mero acto de decirlo. Hay mucho ruido que sale de nosotros como un acto reflejo.
El silencio te ayuda a escuchar
Escuchar es de verdad una de las mejores herramientas que la economía digital nos ha dado. La habilidad de seguir y escuchar y usar esa información para entender mejor cómo las personas interactuan, qué es lo que quieren, cómo se quejan, por qué se molestan, y escuchar con el objetivo de ser útiles de alguna manera, es un súper-poder hoy en día.
Silencio en tu mensaje
En estos últimos tres meses me he suscrito a 35 newsletters (aviso: nunca me suscribí a ninguna de ellas, pero las personas piensas que porque tienen mi dirección de correo electrónico, tienen el permiso de llenar mi bandeja de entrada con su ruido). En cada caso, la razón por la cual me di cuenta de ese detalle e inmediatamente me di de baja de todas ellas fue que enviaban su ruido casi a diario. Una cosa es que me suscribas a tu ruido. Otra cosa es que pienses que quiero escuchar cada día sobre tus estúpidos productos o servicios.
Puede haber un bello silencio en tu mensaje. Incluso si envías un email a diario, pero es breve y útil de manera suprema, lo que no incluyas contribuirá a la belleza del silencio que queda.
El vacío te libera
De lo mejor que me pasó durante el experimento de mis 20 días en silencio fue que me di cuenta de las cosas que el ruido no me dejaba escuchar, cosas que a día de hoy han cambiado parte de cómo vivo, con quien y cómo trabajo. Han mejorado mi ultraproductividad. Además me ha ayudado a entender mejor a la gente, porque puedo escuchar mejor que antes, cuando todo lo que hacía era emitir ruido.
Trabaja con el silencio
Prográmalo. Inténtalo. Comprueba qué es lo que puedes hacer con el silencio. Un día, dos, tres, cuatro, diez. Desconecta tus notificaciones del email. Deja tu teléfono en silencio. Desenchufa todo aquello que emita ruido o pueda suponer una perturbación del silencio. Descubre que significa tener tu mente en silencio aunque sea un rato. Incluso en dosis. Te prometo que será transformador.
Extra: aquí he publicado el ebook “20 días en silencio” con todo lo recogido durante el experimento, antes, durante y después. Es gratis para todos los suscriptores de este blog.
Pd. Aquí explico cómo elevar el silencio y un estado de flow a través de la microdosis de LSD.
Photo credit: Marc Delforge.