Aparece una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. El peor lugar donde puedes acabar es el infierno, donde tampoco se está tan mal.
Eso es lo que sucede con la decepción, el engaño, la confusión, el fracaso, la miseria, la negatividad, las quejas, el escepticismo, el cinismo y la ira.
Y cada vez que intentas, te quedas corto, no llegas. Vuelves al hoyo.
Y hay muchos de nosotros que fuimos bloqueados cada vez que intentamos. Un nuevo intento, un nuevo bloque. Una nueva ilusión, bloqueo. Una motivación, un bloqueo. Una esperanza, un bloqueo. Lo intentamos tanto, y con tanta energía y aun así acabamos mordiendo el polvo. Otra vez, vaya.
Y es duro cuando tus expectativas quedan dañadas por la decepción o la falta de compromiso. Es un dolor que va consumiéndote poco a poco, va extinguiendo la llama interior. Es como rasgar las fibras de los músculos poco a poco.
El problema es que echamos la culpa a la situación, al evento, a la persona, al suceso en cuestión. Cuando en realidad es la repetición lo que hace lleguemos al infierno y nos quedamos a vivir allí por un tiempo, o para siempre.
Cada vez que de las mayorías de veces que he intentado, he sido aplacado por la vida. ¿Y sabes que he hecho cuando el golpe recibido ha despertado el dolor en todos y cada uno de mis huesos? He permanecido de pie, como he podido, he sonreído, me he hecho más autodisciplinado y he vuelto a intentar (o actuar). Y en última instancia, hasta he llegado a un sitio donde me he cansado de intentar.
Vente al infierno
Los tipos duros residen más que los momentos duros, créeme.
La vida no está aquí para detenerte, solo para retarte, lo que necesitas es utilizarla para crecer.
Siempre se puede hacer más. Siempre hay una marcha más, un nuevo nivel de rendimiento. Empujar un poco más hacia delante, trabajar más tiempo. Tienes control total sobre si lo consigues o no.
No puede seguir diciéndote que estás haciendo todo lo que puedes. Porque eso es mentira.
Tu potencial es infinito.
Solo necesitas persistencia para superar los umbrales que necesitas traspasar.
Si me preguntan a mí, diré que estoy luchando y atacando para:
Conseguir un buen trozo de paz mental.
Diseñar un hoy con más luz.
Marcar la diferencia en la vida.
Controlar mi propio presente.
Emitir mi propio cheque.
Determinar mis acciones.
Si tienes persistencia, entonces puede hacer lo que desees.
Así que cada vez que te toque bajar al infierno, que te tocará, verás cómo resistes más su calor, así como sus peculiaridades. No prestarás demasiado atención a ese sitio tan desolado, estarás centrado volviendo a emerger.
Entonces subirás, y más tarde bajarás al infierno de nuevo. Y así una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez. Repitiendo el proceso hasta que no encuentres diferencia entre infierno, purgatorio y cielo. Es en ese momento cuando nadie podrá pararte.
Eres una fuerza inaudita.
Continúa.
Sea lo que sea, tienes que lidiar con ello.
Te espero en el infierno.