Piensa lo siguiente, hace quince generaciones no había desempleo. Fundamentalmente porque no había trabajos reales. Antes de que las revoluciones empezaran, era impensable que dejaras lo que estabas haciendo para ir a trabajar a una fábrica o una oficina.
¿Qué sucede en la época industrial? Hay trabajo para todo el mundo. Hay miles de factorías que necesitan de seres humanos para ser alimentadas. Sin embargo, algo ocurre, todo da un vuelco cuando las cadenas de ensamblaje, el trabajo barato, reemplazable y repetitivo, y las economías de escala empiezan a colapsar debido a la aparición de una nueva economía. Lo viejo, como en cada revolución deja paso a algo nuevo y revolucionario, algo interesante, más útil y valioso.
Las economías posibilitan el cambio, y el desempleo
Las primeras economías estaban basadas en supervivencia. Las siguientes economías tenían en el desconocimiento y miedo sus principales factores identificativos. Luego siguen economías que se centran en la escasez y lo barato. El desempleo aparece porque insertamos la mediocridad en nuestra cultura, porque basamos el valor en la productividad. Definimos el éxito en perseguir cosas escasas y costosas.
Por otro lado, en 2000 aparece una nueva economía más tecnológica que nunca, eso rompe el mercado y nuestros esquemas mentales. En 2010 la economía tecnológica deja paso a una economía humana pero digitalmente conectada, desde el punto de vista antropológico lo que ocurre es fascinante. Esta economía hace que podamos crear nuestro propio futuro. Disponemos de una serie de nuevos recursos y activos que nos ayudan a desatar nuestro potencial.
El problema es que seguimos teniendo el mismo tiempo, aunque tenemos una abundancia de elecciones, conexión y acceso al conocimiento. Sin embargo, el desempleo sigue creciendo, porque hay que adaptarse a estos tiempos, surfear esa gran y disruptiva ola.
Internet monta el lío más grande
Internet ha desmontado el plan del statu quo para ser un trabajador más ahora si quieres trabajar, tienes que entregar algo más. Y no vale con el mínimo viable, ya no vale con ser uno más, ya no vale con trabajar lo justo. Ya no vale con solo escuchar lo que te dicen y hacerlo. No, ya no vale. Ahora necesitas potenciar tus habilidades núcleo, adquirir superhábitos, trabajar en tu alto rendimiento, practicar la ultraproductividad, rendir cuentas a la excelencia y sobre todo, crecer desde adentro.
Puedes ser la persona en desempleo que espera que la próxima revolución le devuelva a 1950, o puedes ser la persona que no encuentra trabajo que entiende que esto va a seguir siendo más inquietante que nunca. Quizá entiendas que no puedes retroceder al pasado y volver a ser la persona reemplazable, o quizá entiendas que tienes una oportunidad única en la historia en ser esa persona desempleada que cambia las cosas. Imagínate dar más por menos, ser generoso, sonreír porque te apetece, impulsar a otros además de a ti mismo.
Utiliza el desempleo como la plataforma de la cual saltar
Imagínate convertirte en esa persona desempleada que rompe todo este estereotipo de personas sin confianza. Una persona con una mentalidad aplastada, demostrada, sin actitud, con capacidades limitadas y poco propensa a conseguir nada que merezca la pena. Imagina poder invertir eso y llevarlo al extremo más sensacional posible.
Creo, y he visto, que ese cambio de postura o transformación es totalmente posible. Esa es la razón por la cuál lanzo el Programa de Excelencia para personas en desempleo en 36 ciudades del país. En este vídeo explico todo desde el principio:
Atribución imagen: Flickr.