Cuando las cámaras, flashes y la masa mira y aplaude, todo el mundo quiere ayudar, ser más espléndidos, mostrar benevolencia y ganarse un lugar en el cielo, pero cuando llega el momento de realmente hacer que las cosas sucedan bajo presión, sin margen de maniobra, cuando podrías fallar y caer estrepitosamente y cuando la respuesta es más incierta que nunca, es cuando realmente emergen los valores que mueven el mundo. Cuando seas derrotado y pierdas es cuando sabremos de que pasta estás hecho, qué y quien hay dentro de ti verdaderamente.
Puedes perder el apoyo de tus patrocinadores. Tu mejor cliente puede irse a la competencia. Tu inversor más fiel puede dejar de creer. Tu equipo puede verse sobrepasado y abortar. Incluso puede llegar un momento en el que la gente en la que confías no aparezca. Puedes quedarte en bancarrota y perder la casa, el coche e incluso tu matrimonio. Llegados a cierto punto, es muy posible que tu mente te haga ver que has perdido. Puedes perder todo esto y más que ahora ni imaginas, pero lee esto, nunca, nunca, pierdas tus valores.
Perder no significa mucho mientras tus valores sigan intactos.
Si fuiste vencido, pero sigues siendo la persona que llegó hasta aquí, este es el mejor consejo que puedo darte:
No tires la toalla ni cuando salgas de la ducha.
Photo credit: Natty.
Un comentario
Es duro, no es fácil asimilarlo, pero es totalmente cierto