Hace un par de días que regresé del tercer retiro Vipassana, el primero como servidor. A continuación voy a desgranar lo que ha significado para mí servir en Vipassana a otros meditadores durante el curso de 10 días.
Servir en Vipassana: qué es, qué sucede y cómo se vive (vídeo)
Este es el vídeo de 45 minutos (a color) que he grabado contando lo que ha sido para mí servir en Vipassana.
Integración a tiempo real
Eso es lo que sucede cuando estás trabajando y meditando a la vez. Despertando sobre las 5:30am y acabando sobre las 22h. Entre medio, al menos 3:45h de meditación repartidas en cuatro espacios, mañana, mediodía, tarde y noche. Sin duda es mucho más «real» que las 10,5 horas al día como meditador que pasas cuando eres un «estudiante». Esto te permite estar trabajando desde el consciente y el subconsciente y viceversa. Desde dentro hacia fuera, y a la inversa. Aplicas lo practicado, y en cierta manera, estos poniéndote en práctica frente a las situaciones que van ocurriendo a diario.
Cuanto más conozco el método y profundizo en él, más brillantemente diseñado me parece.
Servir en Vipassana es trabajo sin descanso
Entre esas horas de meditación, cuando sirves en Vipassana, lo que haces es trabajar, en la cocina, lavando baños, pasando la aspiradora, en la lavandería, montando las estaciones de comida, aseando las instalaciones, ayudando en las tareas botánicas y de jardín, mantenimiento, de todo lo que puedas imaginar que implique el trabajo de «mano de obra».
Noble palabra
El noble silencio es lo que practican los meditadores durante todo el curso. En cambio, nosotros, los servidores, seguimos unas instrucciones diferentes y bastante interesantes, la noble palabra, algo mucho más difícil que el silencio. Es un código de conducta basado en hablar con integridad, justicia, honestidad, adherirte solo a la verdad, hablar de forma suave, no críticas, no sentimientos negativos, no chismes, no cantar o silbar.
Además, no puedes tocar a tus compañeros. Y obviamente ni a los meditadores, con los que mantienes un silencio absoluto.
Servir en Vipassana día a día
En esta sección resalto lo más destacado de los 11 días:
Día 1
- En este día lo esencial fue entender el proceso, las normas, código de conducta y particularidades.
- Adaptarte a los horarios también es algo que haces en este día.
- Conoces a tus compañeros e intercambias algunas impresiones con ellos.
Día 2
- Aquí se forman los equipos, en esta ocasión éramos 16 personas sirviendo, por lo que nos dividimos en equipo A y B. Yo estaba en el segundo, a ambos nos asignan tareas diferentes, así como horarios.
- Mis tareas principales fueron montar y desmontar la estación de comida para los hombres, y ayudar en el jardín y mantenimiento.
- Aquí me di cuenta que íbamos a descansar poco, así que utilicé el estoicismo como sistema operativo.
- Descubrimiento de un nuevo microhábito de crecimiento exponencial: las micromeditaciones de 2 minutos antes y después de las reuniones del equipo. Solo con esto ya me amortizado los 11 días.
Día 3
- Adopto el hábito de hacer una sola comida al día, la comida, a las 11:45h. El motivo es que en la cocina tienes muy a mano los alimentos, y vi el ansia apoderarse de mí, solo por mantener a mi mente ocupada. Así que decidí poner medidas contra ello.
- Hubo una crisis interesante en el equipo. Claro, cada uno va a la suya, piensa que nadie está pagándote, estás allí porque quieres. Designaron una responsable de cocina que no manejó con empatía y liderazgo real la situación, el resultado explosión emocional. Fue provocador observar sin juicio y sin remordimientos o culpa.
- Identifiqué que pocos seguíamos la Noble Palabra. En mi caso me vi hablando más de lo normal, además de hacerlo con insensatez, y corté de raíz.
Día 4 (conocido como Vipassana Day)
- Se respiraba tensión entre los servidores, principalmente porque coordinar un proyecto así requería otro tipo de habilidades. Por mi parte me limité a cumplir órdenes y no actuar, ni dar un paso al frente, ni nada a lo que estoy acostumbrado a hacer. Fui un seguidor, un servidor, quería serlo y observar y aprender desde esa posición.
- En este día aprendí a castigarme menos mentalmente, y llegué a la conclusión de que hay que quitarle mucha potestad a nuestra mente. Eso es lo que he estado haciendo desde entonces, y funciona. Piensa cada vez que te digas algo negativo y que reste, que no tienen ni una décima importancia de la que realmente tiene.
- Tal y como realizo dos días de ayuno a la semana, por motivos de salud y alto rendimiento. Así proseguí en este retiro, siendo este el día uno de esta semana.
- Me di cuenta que en varias ocasiones pensé en mí antes que en otro, eso me hizo reflexionar y cambiar la forma de actuar, porque si estaba sirviendo, tenía que servir en Vipassana.
- Ese día hubo una helada, lo cual me pareció una gran oportunidad para exponerme al frío en manga corta.
- Aquí hay un gran punto de inflexión, encontrando una nueva postura para meditar dónde sentía cero molestias en la hora completa que dura una sesión de meditación.
- Primer día donde lideré el turno de trabajo en la cocina, cometí algunos fallos, pero lo hice.
- Ante la cantidad de tareas y más carga sorpresa de trabajo, decidí tomar la posición de «sí a todo«, porque intentar «escaquearme» solo me iba a perjudicar. Así que a todo lo que necesitaban ayuda dije «sí» el primero: lavar los baños, cortar fruta y verduras, limpiar el suelo.
- El profesor de este retiro, Thomas, compartió conmigo una de las enseñanzas más importantes que me llevo: «Isra, entrena tu mente para ver el dolor y el placer de forma objetiva».
- También, en ese día que es muy intenso, me di cuenta que meditar es transitorio, no puedes evocar sensaciones mientras meditas. Esto te ayuda a dejar marchar lo que sea, lo cual aplicado en la vida resulta muy poderoso.
Día 5
- Lección: no es posible meditar con un gran desayuno, te bloqueas.
- Otro día más limpiando baños y suelos.
- Por la tarde, construyendo una valla con ramas, tuve un percance y acabé con la cara arañada debido a una rama que se soltó y me golpeó fuertemente en el entrecejo, al menos no fue en los ojos.
- Esa misma tarde, con Juriaan, un servidor que estaba encargado del jardín tuve una conversación sobre el «ahora». Aprendí, gracias a él, que hay mucho amor por uno mismo en decidir qué es lo que vas a hacer y elegir por ti mismo.
- He de decir que notaba un estado emocional sensible, esta conversación, mientras movíamos troncos de madera, me hizo darme cuenta de que es ese «ahora» el que poseemos. Entonces pasó algo por mi cabeza que no dejé escapar, mi intención de ir a vivir y trabajar a Miami, algo que siempre había estado en mi mente.
- El trabajo pesado me ayudó a conectar de nuevo con la parte de mí que había olvidado, esa autenticidad que viene desde uno mismo cuando uno es como siempre ha sido.
- A medida que las temperaturas bajan, lo que hice fue seguir exponiéndome más al frío. Consecuentemente, sentía menos sus efectos, mientras que el resto los sentía más. Y yo era el único español de sangre caliente.
- Elegí cambiar mi comportamiento y optar por hacer todo lo que no me nacía hacer, de esa forma no entraría en conflicto conmigo mismo ni con el equipo.
- Al final del día, mientras meditaba, notaba como se me escapaban algunas lágrimas, tal y como me pasó en mi segundo Vipassana. Como decía el profesor, es una forma de soltar la miseria acumulada.
Día 6
- Llegados a este día, estaba en estado de aceptar todo lo que pasar, todo lo que me ordenaran, para qué quería oponerme, es ridículo.
- Compartiendo con compañeros, me recordé que las palabras son solo símbolos y lo que alguien te dice se interpreta y se siente depende el valor que le des a esas palabras.
- Algunas tareas del día fueron tender la ropa, poner la mesa, limpiar lavabos y tirar la basura.
- En este día intimé mucho con Lars, un servidor Vipassana de larga duración, nos emocionamos compartiendo nuestras vidas. Y en un punto de la conversación, cuando me emocioné hablando de lo que sentí en Burning Man Quest 2018 y en aventuras y experimentos, él dijo: «gracias porque tu historia de vida me ha hecho recordar por qué estoy aquí, con tu ejemplo me has hecho ver que camino tengo que seguir.» Eso me impactó mucho y me hizo pensar.
- Y ahí fue cuando tuve una conversación íntima conmigo mismo, entonces lo vi claro, ese es mi ADN, vivir entre los extremos, ser extremo, bailar entre límites, ese era, soy y seré.
- Cuando compartí con Lars sobre el Alto Rendimiento Holístico, me dijo que lo que yo estaba experimentando, es algo que está en lo más avanzado de las enseñanzas de Buda. Entonces me habló del retiro Satipatthana Sutta, un retiro avanzado de Vipassana solo para aquellos que han realizado tres retiros de 10 días, además de al menos servir en Vipassana una vez. Este «curso» profundiza en los Sutras de Buda desde lo intelectual, lo físico, lo emocional y espiritual… ¿te suena? Me prepararé para hacerlo en 2021, antes necesito otro retiro en este año, y mantener la práctica durante dos horas al día.
- No fue hasta por la tarde que me di cuenta de que era nochevieja, lo cual no íbamos a celebrar en absoluto, tampoco sentí ninguna necesidad. No eché de menos nada ni a nadie.
- En este día decidí darle un toque de motivación al trabajo robotizado que hacía y salirme del estándar… ¿Qué hice? Crear un cartel con un mensaje motivador que pegué en el comedor mientras los estudiantes comían, todos sonrieron, nadie podía hablar. El mensaje decía «es día 6, seguir empujando» y una sonrisa dibujada.
- Fue un día de claridad absoluta, donde dije «no» a la comida innecesaria, y «sí» a «ver» mi vida y la realidad con más claridad, así como a dejar que mi chispa prenda con más fuerza.
- La última meditación del día me transportó hasta mi niñez y me ayudó a recordar momentos muy bonitos que no recordaba.
- De nuevo hoy, sentía menos frío que ayer.
Día 7
- Algo curioso sucedió este día, Año Nuevo. Fue que en medio de la noche, de repente desperté y eran las 23:59h, así que fui al baño, me miré al espejo y me dije: «2020, a muerte».
- El día de hoy fue muy de mano de obra, moviendo troncos para poder cortarlos posteriormente. También limpiamos los caminos de hojas, y apilamos ramas, troncos, etc. Hicimos tanto trabajo que construimos una gran valla con todo lo que recojimos.
- El profesor, me enseñó que no debes meditar para meditar, sino para no tener ningún objetivo o fin. Eso me animó a proponerle una entrevista para el podcast.
- En las meditaciones de este miércoles 1 de enero, empecé a sentir un calor inmenso recorriendo todo mi cuerpo, el cual más tarde empezó a convertirse en una energía que fluía dentro de mí. Al mismo tiempo que me parecía todo, era como nada.
- También hubo anuncio motivador a los estudiantes «Es día 7, modo vipassana ON, con Metta».
- El día acabó con otro momento emocional con Lars, fue en el bosque y llorando me dijo algo que no olvidaré: «tú lo has tocado, lo he visto en tus ojos», «tienes ‘eso’ dentro de ti, muy pocos han llegado ahí y tú has llegado». No sé si fue esto o qué, pero gracias a esta persona, algo ha despertado en mí que nunca había sentido antes. Esto me removió y encendió una chispa diferente en mí.
- Creo que todo lo vivido me ayudó a sacar a «Israel», el que vino antes de quien soy, el culpable de todo. Ahora siento más humildad, así como estar centrado en la tarea que tengo a mano, es como un estoicismo invisible.
- En lo que llevo de Vipassana he llorado de emoción en cuatro ocasiones, siempre al escuchar, verbalizar, compartir y contrastar. Conozco este tipo de emoción, es júbilo, es plenitud, es entereza, es fuerza, robustez, solidez, algo que arde desde dentro, desde el diafragma hasta la garganta y sacude todo el cuerpo como un espasmo prolongado.
- Servir en Vipassana tiene sus ventajas, puedes enfocar las tareas como meditación, y empezar a respirar y sentir las sensaciones, es más complejo que meditar, pero si lo logras, entras en una perfecta comunión con lo que estás haciendo. Pude lograrlo barriendo hojas caídas de los árboles. Una sensación inédita para mí hasta la fecha.
- Este fue el día donde aprendí a cortar troncos con el hacha, un trabajo tan gratificante como demandante.
- Desde el día cuatro, como hago en cada Vipassana, al final del día estiro el cuerpo durante unos 20-30 minutos, los primeros días estás bastante rígido, pero a medida que avanzas, te vas encontrando mejor y ayuda mucho para los largos periodos meditando.
Día 8
- Dentro de mí «sí a todo» decidí limpiar las habitaciones, baños y duchas de los servidores hombre (hay segregación de sexo como código de conducta, aunque me hubiera gustado, no hubiera podido hacerlo con las mujeres).
- En este día decidí dejar atrás una falsa creencia y empecé a usar ropa usada y por otros.
- Seguía con la práctica de una comida al día y tenía la misma energía que cuando hacía dos o tres, pero menos pájaros en la cabeza.
- De nuevo en las meditaciones mi temperatura corporal subía, incluso más que en los días anteriores, iba creciendo cada día. Al comentarlo con el profesor, dijo que era un proceso normal cuando estás trabajando correctamente con la técnica.
- Aquí recuerdo una potente conversación con Matías, un compañero Argentino que estaba sirviendo como yo. Lo que empezó siendo un tema de observación vs reacción, acabó en todo un manifiesto de cómo vivir épicamente.
- Por la tarde, tuve un momento donde sentarme a escribir. Entonces empecé a dibujar lo que sería mi plan de ataque para este 2020. Además de generar 10 ideas para posts, y permitirme el placer de dejar escapar un montón de ideas que se agolpaban en mi mente y no eran más que una mera defensa de la amígdala.
- Recibí un «no» del profesor a la entrevista propuesta. Bien, uno más. Sin embargo, me abrió la puerta a poder entrevistar al profesor más antiguo que sigue con vida…
- Los servidores nos reunimos cada noche a las 21h, después de la última meditación de los estudiantes, para practicar Metta Bhavana, una oración sobre gratitud, amabilidad, amor, generosidad y perdón, no fue hasta este día donde realmente empecé a apreciar el gran poder de esta técnica.
Día 9 – «la meditación»
- Mi labor más destacada: poner 6 lavadoras y tender la ropa.
- Aproveché el cansancio que ya se arrastraba de todos esos días para hacer microsiestas de 17 minutos, una cuatro en todo el día. Eso me ayudó a mantener los niveles de energía.
- Identifiqué que en todo este tiempo no me había quejado ni una sola vez, ni había experimentado un gran desgaste tampoco. Cuidar tu cuerpo tiene recompensa.
- Gracias a Nic, otro servidor, y con quien compartía habitación, aprendí más sobre la vulnerabilidad, y más sobre la comunicación no violenta. La clave, según él, es identificar tu necesidad primero.
- El ansia que sentía por la comida y los postres iba creciendo, más cuanto menos comía. Al fin y al cabo, no tienes otra cosa que hacer después de trabajar. El luchar contra ello me ha ayudado a fortificar mi autodisciplina.
- Me sentía inspirado, así que salí a trabajar en los exteriores. Sobre todo porque estaba lloviendo, hacía frío y no me apetecía hacerlo. Así que me vestí con botas, chubasquero y allí fui. Qué acertado, porque el hacerlo fue el inicio de la parte más transformadora de toda la experiencia. Primero porque en un momento dado, cuando estaba bajo la lluvia moviendo troncos, recordé todos los momentos que pasé con mi abuelo en el campo cuando era pequeño, sembrando, recogiendo, regando, jugando, disfrutando. Fue como una especie de tributo a su figura, estar allí, en el bosque trabajando, con empeño, con alegría y con dedicación. Sentía esa sensación que sentía cuando pasábamos horas y horas juntos los fines de semana. Era como estar conectados, entonces entendí que esa conexión nunca se perdió ni nunca se perderá, vive en mí, a través de sus valores, sus recuerdos y su cariño. En ese momento sentía que ambos éramos parte de la naturaleza, nos fusionamos con ella.
- Cuando ya había oscurecido y no se podía trabajar, me senté en este tronco, la lluvia era fina. Se apreciaba una relajante melodía, cuando las gotas golpeaban contra las hojas que yacían en el suelo. Entonces cerré los ojos y medité no sé por cuánto tiempo, en un momento dado, sin querer hablar, empecé a susurrarme a mí mismo algo. Fue como una oración hacia mí mismo, una alabanza de mí mismo para mí mismo. Nunca había vivido algo así. A medida que iban saliendo las palabras, su significado era como un chispazo de electricidad que recorría todo mi cuerpo. Lo he llamado la oración «cada día», y espero muy pronto compartirla contigo.
- Estos dos sucesos activaron algo en mí, porque la sesión de meditación Vipassana que vino después, fue la hora meditando más especial de mi vida. Especial porque desde que cerré los ojos empecé a sentir que iba perdiendo sentido, tacto, olfato, vista, gusto, incluso presencia. Al principio no sentía mis manos, luego mis pies, mi pecho, espalda, mi mente, mi cara, hasta que en un momento dado me pregunté «¿qué soy?», «¿acaso sigo aquí?». Lo único que podía sentir es que no podía sentir, no podía pensar, no estaba, estaba disuelto en el aire, era parte del todo, «yo» no existía, solo un «todo», que al mismo tiempo no era «nada». Y al mismo tiempo, notaba como en algún lugar se iba dibujando una gran sonrisa en mi cara (que no sentía) pero muy poco a poco, tardé minutos, al menos eso me pareció. No sentía nada, solo sabía que estaba ahí, en algún lugar, de alguna forma, de la que fuese, pero estaba, mejor dicho «era». Lo he catalogado como la meditación en la que todo fue todo y nada fue nada.
- La hora de meditación terminó, un silencio absoluto, y yo permanecía allí, inmóvil, uno con todo. Siento que hubiese estado así por horas, pero al mismo tiempo era consciente, sabía que teníamos que abandonar la sala porque empezaban los discursos. Volví como pude, me costó mucho, abrí los ojos, no sabía donde estaba, la mirada perdida, desorientado, desubicado, conozco ese lugar, he estado allí en otras ocasiones, pero en esta ocasión fue solo a través de la meditación. Apenas podía mantenerme en pie, tuvieron que ayudarme para levantarme. Entonces decidí ir a una celda de meditación, donde permanecí respirando durante 95 minutos, tardé un rato en llegar. Lo recuerdo con total nitidez, porque lo sorprendente es que era consciente, dentro de mí estaba en control de mi consciente y subconsciente, a la vez. Me tumbé y permanecí en silencio, en quietud total, sin hacer nada más que respirar, no lograba distraerme, ni pensar en nada, incluso aunque hiciese el esfuerzo. Nunca había estado en un estado tan meditativo, profundo, ecuánime y profundo como este. No puedo decir nada más.
Día 10
- Lo primero que hice al despertar fue asegurarme que no sentía apego a lo que viví la tarde-noche anterior, porque eso solo me haría sufrir, crear ansia y aversión, y por lo tanto dolor. Lo interesante es que estaba como si nada, eso sí, con una gran paz interior mental y alegría.
- Este día, a las 10am se rompe el noble silencio y ya se puede hablar, también la segregación de sexos, pero no se puede tocar ni entre hombres o mujeres ni entre ellos.
- Optimicé procesos de trabajo en la libreta, llena de acciones, proyectos, ideas, mejoras, planes y objetivos, calendaricé y decidí que al volver me apartaría un poco de las redes sociales. Así como que volvería a publicar en color, me apetece y quiero experimentar.
- Tuve una sesión con el profesor del curso, Thomas, que fue como esa entrevista de podcast a la que dijo «no», 30 minutos de preguntas y respuestas sin grabaciones. De todo lo que compartió conmigo, destaco lo siguiente: «Vipassana te saca de Matrix».
- Acabamos de servir en Vipassana con más meditación y Metta, para finalmente despidirnos en la reunión que cada noche teníamos todo el equipo de servidores con los profesores (que suelen ser matrimonio hombre y mujer).
Día 11
- Día de madrugar, meditación final, oración Metta y desayunar todos juntos.
- De 8h a 9h todos, estudiantes nuevos y antiguos alumnos cooperan para limpiar sus instalaciones, el centro cocina, etc. Se ofrecen voluntarios. Tenía asignada la residencia de los servidores masculinos, y nadie se apuntó como voluntario, así que en lugar de ir captando adeptos, me puse manos a la obra sin dudarlo.
- Al acabar, con todo el trabajo hecho y listos para partir hacia Maastricht, decidí grabar dos vídeos. Uno contando la experiencia desde otro ángulo y haciendo algunas entrevistas en Castellano, y el otro en Inglés (que publicaré en breve)
Aquí he escrito sobre más diferencias entre servir en Vipassana y ser meditador, asi como los aprendizajes vitales (en formato podcast y post aquí en este blog) que he extraído durante y después.